domingo, 8 de septiembre de 2019

- RESEÑA - Como agua para chocolate, de Laura Esquivel



                                                                                                 Foto: María Laura Arias                                     

“Como agua para chocolate” es mi primer encuentro con la literatura mexicana y no me defraudó en lo absoluto. Me encantó su lectura; esta novela es ¡entrañable y hermosa! La escritora Laura Esquivel nos trae una trama repleta de realismo mágico, de amores imposibles, mandatos y costumbres familiares que intentan ser cambiados.

La historia se desarrolla en el medio de la revolución mexicana y se centra en una familia rural muy conservadora compuesta únicamente por mujeres. Desde las primeras páginas conocemos a Tita, nuestra protagonista, a partir de su nacimiento y su conexión nata con la cocina, lugar donde la cuida y nutre Nacha desde bebé, la cocinera y única persona que conoce como figura materna. Ese lugar se convierte en su refugio y es donde se origina toda la magia que podemos disfrutar a lo largo de la novela. Porque Tita vino al mundo rodeada de “olores a especias, aromas de sopa y cebolla”, siendo la única mujer de la familia capaz de aprender los saberes ancestrales y así mantener viva la tradición.

El entorno familiar se completa con María Elena, madre sumamente estricta y con carácter complicado, la líder del clan; Rosaura y Gertrudis, hermanas mayores de Tita, y Chencha, sirvienta del rancho.

Tan fuerte es el peso del mandato familiar que, cuando Tita se enamora de Pedro, se encuentra con la dificultad de no poder corresponderle por el hecho de ser la encargada del cuidado de su madre hasta el fin de sus días, solo por el hecho de haber nacido como la hija menor.  Pero Tita es una mujer fuerte que desea con todo su corazón romper esa tradición tan injusta y se enfrenta a la única persona capaz de liberarla: su misma madre, María Elena. Esta señora particular se trata de un hueso muy duro de roer –imposible diría yo–, con un carácter feroz y haciéndolo todo tan complicado para la pobre Tita, quien con su generosidad y dulzura intenta zafarse de las situaciones con una creatividad increíble.

La magia en esta historia no molesta, sino que fluye de manera sencilla y creativa entre lo que va sucediendo; hubo escenas que me parecieron muy divertidas. La autora se encarga de narrar todo de forma tan natural que, incluso lo sorprendente de la magia queda como algo totalmente normal, incluso para la época en la que se sitúa la historia. Los personajes son carismáticos y logras identificarte con la mayoría, o al menos entenderlos. Con el único que no pude conectar es con el enamorado de Pedro, quien solo consigue alejarse más del amor de Tita debido a sus elecciones equivocadas.

El libro está dividido en las 13 mejores recetas de Tita como introducción a cada capítulo. Algunas pude relacionarlas con el contexto, otras sinceramente no encontré relación, pero posiblemente sea porque, o no hay relación alguna, ¡o es porque no conozco casi nada de la cocina mexicana! —que creo que resulta más probable—.

En síntesis, es un libro fresco, de lectura ligera, muy divertido y elocuente que vale la pena leer. Hay escenas que no te las ves venir y al final, te deja esa bella sensación de lo que es el amor apasionado y ardiente por el que vale la pena vivir y arriesgarlo todo.


                                    VALORACIÓN:    ✰ ✰ 


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