Mi lectura de diciembre fue el best seller de “La vida invisible de Addie Larue”, de V.E. Schwab, un libro que me gustó mucho, pero que dejó con emociones encontradas.
Addie es una joven nacida en el año
1700, en Francia, y quien realiza un trato con el diablo o la oscuridad misma
para vivir para siempre a cambio de su alma, con el pequeño detalle de nunca
ser recordada. Lo cierto es que nada es gratis y todo favor debe ser pagado con
algo, en especial con algo que te sea importante, para equiparar el valor de lo
que deseas conseguir.
“Es como si las puertas de su mundo se hubieran
abierto de par en par y hubiera descubierto un sinfín de habitaciones en una
casa que creía conocer”.
(Schwab, 2020. Pág. 28)
A lo largo de la historia vamos
conociendo sus primeros pasos de supervivencia en un mundo donde ella no es
nadie, y quienes la encuentran terminan olvidándola a los pocos minutos.
Mientras que el demonio en cuestión, Luc, la representación de la persona que
ella hubiese querido como pareja, se convierte irónicamente en quien ella más
detesta por haberla engañado con el trato realizado. Luc es quien termina
acompañándola y salvándola en varias ocasiones simplemente por cruel diversión
y para demostrarle que tiene razón.
Es una historia amarga, que enseña
el real valor del tiempo, cosa que los seres humanos no suelen prestarle mucha
atención y se dan cuenta tarde de que la vida es una sola y que puede terminar
de un segundo a otro. Luego de trescientos años, esto Addie lo sabe muy bien y
está cansada y triste de los encuentros que se terminan, de las pérdidas, de los
ocasos, del amar y ser olvidada continuamente. La chispa inicial y aventurera
que pudo haber tenido al principio ya no está y desea echar raíces,
establecerse, que la acepten en algún sitio, mas sabe que no puede hacerlo
porque eso significaría su rendición.
“¿Crees que la vida posee algún valor si uno no deja
ninguna huella en el mundo?”
(Schwab, 2020. Pág. 203)
La trama está dividida en siete
partes argumentales a lo largo de esos 300 años en la vida de Addie en los que
aparece el personaje de Henry Strauss para darle otra perspectiva con respecto
a sus sentimientos y a la vida de vagabunda que solía tener.
Me gustó particularmente el vínculo
de ella y Luc, con quien manejan todo el tiempo una relación de amor-odio,
sacándose chispas con los diálogos. La realidad es que ambos son personajes
difíciles, pero tienen objetivos parecidos. Ambos son ambiciosos y deseantes, y
aspiran a tener un poder mucho más grande de lo que pueden manejar, desafiando
todas las leyes del universo o de la realidad que conocen. Addie suele
enfrentarse a Luc con rebeldía, mientras que él recibe sus ataques embelesado, porque
es un dios y está aburrido. El tema del verdadero afecto también se trata entre
los dos, ¿es posible que el dios de la oscuridad sienta amor? ¿Puede sentir?
“Al mirarte ven lo que más anhelan… Porque no te ven
en absoluto”.
(Schwab, 2020. Pág. 324)
La vida invisible de Addie Larue me pareció una historia original e
interesante, pero se me hizo muy larga. Es cierto que, teniendo
toda la libertad para narrar a tu protagonista en infinidad de lugares y
momentos es tentador, pero creo que hubo muchas partes o escenas que no son
relevantes y se podrían haber obviado, me pareció excesivo. Otras en cambio sí,
van armando de forma muy linda el rompecabezas de lo que fue dejando Addie a lo
largo de su historia y considero que son importantes.
“Lo que necesita son historias, son una forma de
preservarse a sí misma. De ser recordada. Y también de olvidar”.
(Schwab, 2020. Pág. 38)
Es un libro que me gustó, no me
encantó como a todos, pero tiene sus aciertos. Tengo emociones encontradas con
el final, ya lo verán ustedes cuando lo lean!
VALORACIÓN: ☆☆☆
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