¿Existe un poder misterioso que amenaza Fantasía?
Aunque los rumores y los indicios se multiplican, nadie en Siridom está
dispuesto a preocuparse seriamente por ello. Solo la joven Res, que en realidad
debe convertirse en una de las célebres tejedoras de Siridom, se da cuenta del
inmenso peligro que corren todos los habitantes de Fantasía.
En un tapiz antiquísimo que relata una historia
olvidada desde tiempo inmemorial, descubre un secreto muy bien oculto: la Nada
ya provocó terror y destrucción en otra ocasión. Pero en esa época existía un
héroe valiente, un rey que pudo salvar Fantasía. Res está dispuesta a averiguar
cómo ocurrió y para ello debe realizar un increíble viaje lleno de peligros.
En esta oportunidad les traigo “El rey de
los bufones”, de Tanja Kinkel, el primer libro de la trilogía de Leyendas de
Fantasía: una serie de narraciones escritas por distintos autores que
fueron seleccionados para seguir la misma línea de la obra creada por el genial
Michael Ende y expandir su universo. Lamentablemente, desconocía que era una
trilogía y solo leí este libro… ¡no tengo idea de lo que pueden tratar los
otros! Espero poder leerlos algún día.
La autora se encarga de darle vida a la historia de una niña llamada
Res, una tejedora de Siridom deseosa de vivir aventuras fuera de su ciudad
natal. Tan grande es el deseo de Res en salir de su aldea y conocer el
mundo que, al descubrir en un tapiz antiguo que la Nada está atacando de nuevo,
no duda en salir de su pueblo y buscar al Emperador Perdido que pueda salvar a
Fantasía.
“En tu final reposa tu comienzo”
(Kinkel 2004, pág. 337)
Es así como la muchacha emprende un viaje echada a su suerte y acompañada
de tan solo una cesta de mimbre con algunas provisiones y con un gato
amarillento llamado Ronrón, con el que mantiene una comunicación de manera
telepática. Son muy divertidos los diálogos que mantienen ambos, aunque a
veces Ronrón peque de ser malhumorado y caprichoso. Pronto, también la
acompañará un personaje un tanto peculiar y totalmente desorientado, el monje Yen-Tao-Tsu,
quien, al principio, suele decir nada más que incoherencias. Sin embargo,
préstenle atención a este hombre porque logrará revelar información importante para
el objetivo final del viaje y así encontrar –o no– al Emperador Perdido.
Los lugares y los personajes con
los que este trío se irá cruzando son de lo más coloridos y pintorescos y la
autora no falla en describir ciudades y pueblos que podrían existir
tranquilamente en el mundo creado por Michael Ende. Sí considero que pudo haber
sido un poco cruda con respecto a la pobre Res, ya que la niña tiene que atravesar
situaciones duras y extremas en las que, indefectiblemente, va afirmando su
carácter y madurando de golpe. No obstante, nunca se pierde aquella ternura que
la caracteriza y logra evocar momentos sumamente conmovedores.
“Yo tenía un objetivo y también renuncié a él. Llegas a
un punto en el cual lo único que quieres es algo tangible, algo que puedas
sostener con las manos. No la salvación para todos, no la libertad para todos,
no gobernar o cometer actos heroicos: lo único que quieres es volver a abrazar
a los seres queridos. Y eso es todo.”
(Kinkel 2004, pág. 332)
El libro no deja respiro en cuanto a las aventuras: sucede una tras
otra entretejiéndose entre sí como un maravilloso telar. Res y los demás están
constantemente en movimiento en una búsqueda contrarreloj: la Nada cada vez se
encuentra más cerca y no hay tiempo que perder. Durante el viaje, ella se
va haciendo de amigos que le brindan ayuda y, además, de otros enemigos (bastantes,
diría yo) que la acechan una y otra vez, obligándola a acelerar el paso más de
lo que esperaba. Esa ansiedad desesperada por salvar a Fantasía, por encontrar
la solución a todos los problemas y que todo vuelva a ser como era antes, se
transmite de principio a fin.
Res va aceptando que, lamentablemente, hay cosas que están más allá de
ella y que ya no desea ser una heroína ni le resulta atractivo obtener
reconocimiento por sus hazañas, sino que lo que más quiere en el mundo es que
la paz y el orden se restablezcan.
“Dime, ¿acaso no es
más fácil descubrir el secreto que tienes ante ti que perseguir otro misterio
cuya naturaleza no puedes cambiar?
(Kinkel 2004, pág. 25)
La autora retoma el concepto de
opuestos utilizado por Ende a través de imágenes reflejadas en el espejo:
dentro del bien, existe el mal y viceversa. Nuestros personajes tienen siempre un antagonista que tratan de aceptar
e incorporar a sí mismos para seguir adelante y crecer: todos luchan contra su
propia sombra. Y tanto la Emperatriz Infantil y el Anciano Errante son
mencionados como los grandes creadores de Fantasía que no pueden existir el uno
sin el otro.
“La Emperatriz
Infantil es el origen de Fantasía, la fuente a través de la cual se genera todo
lo que existe en este mundo, absolutamente todo. En cambio, el Anciano es el
final. Él apunta todo lo que ocurre, y en el momento que lo escribe deja de ser
la realidad viva para convertirse en historia. Ella es el cambio eterno. Él es
lo inmutable.”
(Kinkel 2004, pág. 338)
Por último, les comento que la historia se entrelaza sutilmente con la
trama original de Ende, a través de la
búsqueda del Emperador Perdido y por qué no, del mismo Bastian viajando en caravana.
Además, es importante la aparición del personaje secundario de la soberana de
Kading, a quien varios fantasios le encuentran cierto parecido con la temible
bruja Xayide.
En resumen, es un libro que me
gustó mucho cuando lo leí hace un par de años. Tuve que leerlo de nuevo ya que
había varias cosas que no recordaba y me resultó muy amena la lectura,
percibiendo detalles que antes no había notado. Ahora me da curiosidad por
saber qué pasa en los otros dos, si los encuentro, ya dejaré mi opinión por acá
también.
“¿De verdad crees
que puedes ir en busca de algo perdido sin perderte?”
(Kinkel 2004, pág. 67)
VALORACIÓN: ✰✰✰


