(Foto: María Laura Arias)
Me encanta el
arte surrealista de Leonora donde despliega todo un abanico de seres
extraordinarios, abstractos, con colores brillantes o lúgubres, seres de otro
planeta o humanos con cabeza de animal o con un ojo enorme o varios a lo largo
del cuerpo. Donde podemos encontrar magos, científicos, o niños volando en el
espacio o cenando con un ET.
En esta
edición de Cuentos completos nos encontramos con relatos que son el fiel
reflejo de esas pinturas, donde en cada puerta que abrimos nos encontramos en
un mundo que parece real, pero en realidad es onírico, y cuyo nexo en común
suele ser la muerte y la melancolía que acarrea. Hay una paleta de colores oscura
que se repite en la mayoría de ellos, y en donde de pronto cambian mágicamente a
súper brillantes y chillones, tal cual lo es su arte. No es casual encontrar en
muchos relatos a una protagonista niña que se siente inadecuada dentro de la
mansión o familia acomodada de la sociedad inglesa, ¿un reflejo de la pequeña
Leonor, quizás?
Las
historias son variadas y tengo en mi mente un par de favoritas. Al principio parece
extraño y chocante encontrarse con un protagonista pintando un cadáver con
normalidad o un niño transformándose en un animal peludo y peligroso, pero con
el pasar de las páginas te parece de lo más normal, e incluso divertido. Nada
aquí es lo que parece.
“El jardín es tan
hermoso, Drusille, siento como si estuviese en un sueño.
-O en una pesadilla; a
veces nos confundimos entre una cosa y otra.”
(Carrington, pág. 87)
Lo que no
me gustó, en lo personal, es que muchos cuentos parecen inconclusos (¿lo están?),
son muy cortos y finalizan súbitamente, pero como les decía antes, siguen la
lógica (o no) del sueño, porque es como si fueran recortes de sueños.
Como les
decía, la narrativa de la autora no sigue la norma, a veces lo que se lee no
tiene ningún sentido, pero funciona, e igualmente es agradable de leer. Me
quedo con un pantallazo de imágenes y sensaciones peculiares que antes no había
experimentado con la literatura. Mi consejo es que busquen sus pinturas porque,
aparte de que son hermosas, contienen muchas historias en ellas, y así estarán
en mejor sintonía con estos sueños en forma de cuentos.
“Yo era todo, todo
estaba en mí, disfrutaba ver cómo mis ojos se convertían en milagrosos sistemas
solares, alumbrados por su propia luz.”
(Leonora Carrington)